a)
El comienzo de un nuevo camino.
87. La locución doctrina social se remonta a Pío XI y designa el « corpus » doctrinal relativo a temas de
relevancia social que, a partir de la encíclica « Rerum novarum » de León XIII, se ha desarrollado
en la Iglesia a través del Magisterio. En su continua atención por el hombre en la
sociedad, la Iglesia ha acumulado así un rico patrimonio doctrinal. Éste tiene sus raíces en la Sagrada Escritura,
especialmente en el Evangelio y en los escritos apostólicos.
88. Los
eventos de naturaleza económica que se produjeron en el siglo XIX tuvieron
consecuencias sociales, políticas y culturales devastadoras. Los acontecimientos vinculados a la revolución
industrial trastornaron estructuras sociales seculares, ocasionando graves
problemas de justicia y dando lugar a la primera gran cuestión social, la
cuestión obrera, causada por el conflicto entre capital y trabajo.
b) De la Rerum novarum hasta nuestros días.
89. Como
respuesta a la primera gran cuestión social, León XIII promulga la primera
encíclica social, la « Rerum novarum ».Esta
examina la condición de los trabajadores asalariados, especialmente penosa para
los obreros de la industria, afligidos por una indigna, miseria. La « Rerum
novarum » se ha convertido en el documento inspirador y de referencia de la
actividad cristiana en el campo social.
90. Los
principios afirmados por León XIII serán retomados y profundizados por las
encíclicas sociales sucesivas. Toda la doctrina social se podría entender como
una actualización, una profundización y una expansión del núcleo originario de
los principios expuestos en la «Rerum novarum ».
91. A
comienzos de los años Treinta, a breve distancia de la grave crisis económica
de 1929, Pío XI publica la encíclica « Quadragesimo anno » que confirma
el principio que el salario debe ser proporcionado no sólo a las necesidades
del trabajador, sino también a las de su familia.
La Encíclica rechaza el liberalismo
entendido como ilimitada competencia entre las fuerzas económicas, a la vez que
reafirma el valor de la propiedad privada, insistiendo en su función social.
|
Liberalismo: Es el ideal de la libertad absoluta para expresarse, transitar, organizarse y producir. Doctrina político-económica que minimiza la acción del gobierno y maximiza la libertad del individuo y de la libertad privada.
|
92. Pío
XI no dejó de hacer oír su voz contra los regímenes totalitarios que se
afianzaron en Europa durante su Pontificado. Ya el 29 de junio de 1931 había protestado contra los atropellos del
régimen fascista en Italia con la encíclica « Non abbiamo bisogno ». En
1937 publicó la encíclica « Mit brennender Sorge », sobre la situación
de la Iglesia católica en el Reich alemán. El texto de la « Mit brennender
Sorge » fue leído desde el púlpito de todas las iglesias católicas en
Alemania, tras haber sido difundido con la máxima reserva.Italia con la
encíclica « Non abbiamo bisogno »En 1937 publicó la encíclica « Mit
brennender Sorge », sobre la situación de la Iglesia católica en el Reich
alemán. El texto de la « Mit brennender Sorge » fue leído desde el púlpito
de todas las iglesias católicas en Alemania, tras haber sido difundido con la
máxima reserva. Con la encíclica « Divini Redemptoris » sobre el
comunismo ateo y sobre la doctrina social cristiana, Pío XI criticó de modo
sistemático el comunismo, definido « intrínsecamente malo«.
93. Pío
XII puede ser considerado como el precursor inmediato del Concilio Vaticano II
y de la enseñanza social de los Papas que le han sucedido »
94. Los
años Sesenta abren horizontes prometedores: la recuperación después de las devastaciones
de la guerra, el inicio de la descolonización, las primeras tímidas señales de
un deshielo en las relaciones entre los dos bloques, americano y
soviético beato Juan XXIII lee con profundidad los « signos de los tiempos ».
La cuestión social se está universalizando y afecta a todos los países:
junto a la cuestión obrera y la revolución industrial, se delinean los
problemas de la agricultura, de las áreas en vías de desarrollo, del incremento
demográfico y los relacionados con la necesidad de una cooperación económica
mundial.
Juan XXIII, en la encíclica « Mater et magistra » « trata de
actualizar los documentos ya conocidos y dar un nuevo paso adelante en el
proceso de compromiso de toda la comunidad cristiana » Las palabras clave de la
encíclica son comunidad y socialización. Con la encíclica « Pacem
in terris » Juan XXIII pone de relieve el tema de la paz, en una época
marcada por la proliferación nuclear.
95. La « Pacem in terris » contiene, además,
la primera reflexión a fondo de la Iglesia sobre los derechos humanos; es la
encíclica de la paz y de la dignidad de las personas. La «Pacem in terris »
se detiene sobre los poderes públicos de la comunidad mundial, llamados
a « examinar y resolver los problemas relacionados con el bien común
universal en el orden económico, social, político o cultural»
96. La Constitución pastoral « Gaudium et spes » del Concilio Vaticano II, constituye una
significativa respuesta de la Iglesia a las expectativas del mundo
contemporáneo. En esta Constitución, « en sintonía con la renovación
eclesiológica, se refleja una nueva concepción de ser comunidad de creyentes y
pueblo de Dios.
La « Gaudium et spes » estudia orgánicamente los temas
de la cultura, de la vida económicosocial, del matrimonio y de la familia, de
la comunidad política, de la paz y de la comunidad de los pueblos, a la luz de
la visión antropológica cristiana y de la misión de la Iglesia.
97. Otro documento del Concilio Vaticano II de gran
relevancia en el « corpus » de la doctrina social de la Iglesia es la
declaración « Dignitatis humanae », en el que se proclama el derecho
a la libertad religiosa. El documento trata el tema en dos capítulos. El
primero, de carácter general, afirma que el derecho a la libertad religiosa se
fundamenta en la dignidad de la persona humana y que debe ser reconocido como
derecho civil en el ordenamiento jurídico de la sociedad. El segundo capítulo
estudia el tema a la luz de la Revelación y clarifica sus implicaciones
pastorales, recordando que se trata de un derecho que no se refiere sólo a las
personas individuales, sino también a las diversas comunidades.
98. « El desarrollo es el nuevo nombre de la paz
» afirma Pablo VI en la encíclica « Populorum
Progressio » que puede ser considerada una ampliación del capítulo sobre la
vida económico-social de la « Gaudium et spes », no obstante introduzca
algunas novedades significativas. En particular, el documento indica las
coordenadas de un desarrollo integral del hombre y de un desarrollo solidario
de la humanidad.
99. Pablo VI instituye en 1967 la Pontificia Comisión «
Iustitia et Pax », cumpliendo un deseo de los Padres Conciliares, que
consideraban « muy oportuno que se cree un organismo universal de la Iglesia
que tenga como función estimular a la comunidad católica para promover el
desarrollo de los países pobres y la justicia social internacional. Por
iniciativa de Pablo VI, a partir de 1968, la Iglesia celebra el primer día del
año la Jornada Mundial de la Paz.
100. A comienzos de los años Setenta, Pablo VI retoma la
enseñanza social de León XIII y la actualiza, con ocasión del octogésimo
aniversario de la « Rerum novarum », en la Carta apostólica « Octogesima
adveniens ».
101. Más adelante, “al cumplirse los noventa años de la
Rerum novarum, Juan Pablo II dedica la encíclica Laborem exercens al trabajo,
como bien fundamental para la persona, factor primario de la actividad
económica y clave de toda la cuestión social. Delinea una espiritualidad y una
ética del trabajo, en el contexto de una profunda reflexión teológica y
filosófica. El trabajo debe ser entendido no sólo en sentido objetivo y
material; es necesario tener en cuenta su dimensión subjetiva, en cuanto
actividad que es siempre expresión de la persona”.
102. Luego, al cumplirse el vigésimo aniversario de la
Populorum progressio, Juan Pablo II introduce la distinción entre progreso y
desarrollo, dándole a este último un carácter moral: el verdadero desarrollo no
puede limitarse a la multiplicación de los bienes y servicios, esto es, a lo
que se posee, sino que debe contribuir a la plenitud del ser del hombre. Además,
distingue a la “paz como fruto de la solidaridad”.
103. La tercera encíclica de carácter social de Juan
Pablo II, la Centesimus annus, “pone en evidencia cómo la enseñanza social de
la Iglesia avanza sobre el eje de la reciprocidad entre Dios y el hombre:
reconocer a Dios en cada hombre y cada hombre en Dios es la condición de un
auténtico desarrollo humano”, bajo el principio que hoy llamamos solidaridad.
c) A la luz y bajo el impulso del Evangelio.
104. Los documentos aquí evocados constituyen los hitos
principales del camino de la doctrina social desde los tiempos de León XIII
hasta nuestros días. En la
elaboración y la enseñanza de la doctrina social, la Iglesia ha perseguido y
persigue no unos fines teóricos, sino pastorales, cuando constata las
repercusiones de los cambios sociales en la dignidad de cada uno de los seres
humanos y de las multitudes de hombres y mujeres en contextos en los que « se
busca con insistencia un orden temporal más perfecto, sin que avance
paralelamente el mejoramiento de los espíritus » Por esta razón se ha
constituido y desarrollo.
No
|
Documento
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Contexto en el que surge
|
Papa que lo escribió
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Año
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Mensaje principal (al menos dos ideas de cada documento
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1
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Rerum Novarum
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El liberalismo filosófico enriquecía con sus
ideas al sistema económico capitalista liberal. La utopía de los idealismos
socialistas, principalmente de origen marxista, fomentaba las inconformidades
y los reclamos de los trabajadores y los empujaba a la lucha de clases. La
pobreza escandalosa de los asentamientos humanos en los barrios proletarios,
la carencia de lo necesario para vivir dignamente, apenas contando con lo
necesario para subsistir. La moral individual, la resignación de algunas
personas y la exhortación a la generosidad de los ricos con los desposeídos
es la voz de algunos autores por despertar una conciencia social. Recordando
que, varios eclesiásticos y laicos habían precedido, denunciado y actuando
con sentido social.
|
León XIII
|
1891
|
Recuerda que la Iglesia no tiene una formula de
solución para resolver los problemas sociales, sino unos principios básicos y
permanentes (como la primacía de la persona, el respeto a la justicia, la
práctica de la caridad y el compromiso con sus deberes religiosos...), dice a
los cristianos el deber de la Iglesia de introducirlos en todas las
estructuras temporales.
El tema central gira en torno a la condición de
los trabajadores, de sus derechos y deberes, así como también de los
directivos, de los patrones. Hace un particular énfasis en la relación
obrero-patronal, pues insiste en que este binomio es inseparable. A su vez
hace una crítica de la lucha de clases, del Socialismo y de los excesos del
capitalismo. Señala la imposibilidad de superar totalmente las desigualdades
sociales. Si bien reconoce el derecho a la propiedad privada, subraya el
deber de ayudar a los demás en sus necesidades, e insiste en la importancia
de establecer asociaciones de trabajadores para su defensa y promoción
humana.
|
2
|
Quadragesimo Anno
|
El incremento de
la industria en la mayor parte de las naciones propició una sociedad humana
dividida en dos clases: una, con ser la menos numerosa, gozaba de casi todas
las ventajas, provenientes de inventos modernos que proporcionaban una vida
muy confortable; mientras que otra, compuesta de muchedumbres de
obreros, sumergidos en una preocupante miseria, luchaban por salir de la
estrechez en que vivían.
|
Pio XI
|
1931
|
La restauración
del orden social quebrantado por la guerra. Condena por igual al socialismo,
y al individualismo como impedimentos para la restauración del respeto a la
vida humana y a las costumbres cristianas.
Justifica porqué los superiores deben
respetar la iniciativa de los inferiores y sólo intervenir para ayudarlos
cuando sea necesario; esto no minimiza su sentido de solidaridad
Expone las
exigencias y condiciones del salario justo, y propone como medio para
atacar el problema social, la cristianización de la vida económica y
ejercicio de la caridad.
|
3
|
La Solennitá
|
Cuando las circunstancias originadas por la guerra
hacen en muchos casos más difíciles un contacto directo y vivo entre el Sumo
Pastor y su grey. No es que pretendiese él establecer normas de carácter
puramente práctico, casi diríamos técnico, de la constitución social; porque
sabía bien y era para él evidente y nuestro predecesor.
|
PÍO XII
|
1941
|
ü Guardad la noble llama
del espíritu social fraterno, que hace medio siglo reavivó en el corazón de
vuestros padres la antorcha luminosa e iluminadora de la palabra.
ü los hombres no
puedan observar los preceptos divinos, siempre y en todo caso inviolables,
sino con actos heroicos de virtud.
|
4
|
Mater et Magistra
|
¿El deseo de
participar responsablemente en la vida económica y social por parte de los
trabajadores es legítimo?
|
Juan XXIII
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1961
|
Reconoce que la economía es ante todo obra de
la iniciativa de los particulares, pero que se necesita la intervención
subsidiaria de los poderes públicos.
Subraya la
importancia de la creciente sociabilidad humana en sus diversas manifestaciones
en el mundo.
Reafirma lo
inaceptable del liberalismo. Reconoce la importancia de la familia.
Las relaciones
humanas se construyan en la verdad, la justicia y el amor fraterno.
|
5
|
Pacem in Terris
|
1963 era el año en que se celebraba el Concilio
Vaticano II. Las Naciones Unidas, la UNESCO, la Liga de los derechos del
hombre y otros organismos se habían consagrado a la búsqueda de una defensa
de la paz, en beneficio de todos los seres humanos sin distinciones
discriminatorias.
|
Juan XXIII
|
1963
|
ü Esboza una lista de
derechos y deberes que deben observar tanto los individuos como las
autoridades públicas, los gobiernos nacionales y la comunidad mundial.
ü El punto de partida y
fundamento de toda ley humana, arranca de la personalidad natural y dignidad
natural del hombre, dotado de derechos y de deberes.
ü Las relaciones entre
los poderes públicos y los ciudadanos y de las relaciones que deben de
existir entre los Estados.
ü Afirma que la paz no
puede darse en la sociedad humana si primero no se da en el interior de cada
hombre, es decir, si primero no guarda cada uno en sí mismo el orden
establecido por Dios
ü Las relaciones
internacionales son consideradas bajo la misma óptica de la persona, es
decir, deberán regirse por la ley moral, por la verdad, la justicia y el
respeto.
ü Luchar por reconstruir
todas las formas de convivencia en la tierra
|
6
|
Guadium et Spes
|
Después de la
Segunda Guerra Mundial y un gigantesco cambio se estaba gestando en el lapso
de ese tiempo. Las comunicaciones, los aparatos electrónicos y las
computadoras eran arrolladoras) A tal grado eran estos cambios que las mismas
estructuras sociales de la civilización anterior parecían crujir. Para hacer
frente a los retos del momento de progreso, muchas estructuras sociales se
miraban ya obsoletas, La justicia y la equidad ya no regían las acciones de
los seres humanos. Era
necesario poner al día a la Iglesia sin perder su identidad, por eso convocó
al Concilio Vaticano II.
|
Juan XXIII
|
1965
|
Es el documento
más importante en la tradición social de la Iglesia. Señala el deber
que tiene el pueblo de Dios de observar los signos de los tiempos a la luz
del Evangelio, para darse cuenta de la pérdida de valores, de los cambios que
caracterizan al mundo actual.
Ideas centrales son: la misión de la iglesia
acerca de la persona humana; de la familia y su actividad en el mundo,
procurando atender lo más urgente, familia, economía, política, cultura y
solidaridad internacional.
Reconoce que, a pesar de los medios modernos,
se agravan las grandes desigualdades y falla el diálogo genuino y fraternal
entre países y personas.
Es deber de la
Iglesia en el mundo pugnar porque se den las condiciones necesarias para la
promoción de la dignidad humana y del bien común.
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7
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Populorum Progressio
|
La ciencia y la
tecnología habían favorecido la globalización de las comunidades, y los
viajes espaciales. La economía crecía a pasos agigantados en la producción
industrial y en la aportación de servicios cada vez más sofisticados y
enriquecía maravillosamente a unas naciones, mientras que simultáneamente
dejaba en retraso lacerante al sector agropecuario, en pobreza a amplias
zonas en un mismo país y en subdesarrollo a gran número de naciones.
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Pablo VI
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1967
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La Iglesia sigue con atención el desarrollo de
los pueblos, sobre todo el de los más necesitados. La aspiración de mejorar
de muchos hombres se ve impedida por la situación en la que viven. Los
pueblos quieren además de su independencia política, su independencia
económica. Con la descripción de Populorum Progressio. Se patentiza la
urgencia de buscar el desarrollo solidario de la humanidad.
El desarrollo completo del hombre no puede
darse sin el desarrollo solidario de la humanidad. Hay que luchar por una
verdadera unión entre las naciones para asistir a los pueblos más débiles. El
deber de solidaridad de las personas es deber también de las naciones. Los
pueblos deben de llegar a ser por sí mismos artífices de su desarrollo: es la
meta que hay que conseguir.
Es necesario también el diálogo entre las
naciones: Este diálogo es factor de fraternidad y ha de centrase en los
hombres, no en los intereses egoístas económicos y políticos. En esta labor
debemos de trabajar todos. Hombres y pueblos, deben asumir su
responsabilidad. A manera de conclusión el Papa asevera que el camino de la
paz pasa por el desarrollo, pero éste no está en la abundancia de riqueza
egoísta, sino en la economía puesta al servicio del hombre.
|
8
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Octogesima Adveniens
|
Las condiciones laborales
de la producción, la inequidad de los intercambios internacionales, el
consumismo en grandes sectores de la población y el atraso agropecuario
persistentes ya eran alarmantes. Dirigentes cristianos, laicos y religiosos,
se inclinaban impacientes por caminos revolucionarios violentos, y armados.
El Magisterio de la Iglesia indicara por dónde no y por dónde sí habría que
buscar los remedios a los males sociales dentro de una ética que permeara una
sociedad, justa, responsable, libre y en paz.
|
Pablo VI
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1971
|
Reconoce un llamamiento a nivel universal en
la práctica de una mayor justicia. La diversidad de situaciones de los
cristianos en el actual mundo, y los convoca a un pluralismo ético en la
acción.
Ilumina el análisis de los nuevos problemas sociales
y da directrices para su solución: la urbanización, la situación de los
jóvenes, de la mujer, de los trabajadores, de las discriminaciones, de los
medios de comunicación, y del medio ambiente.
Defiende el
derecho y el deber a participar en la vida social. Habla de acción política
sana.
|
9
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Laborem Excercens
|
La encíclica Laborem Exercens tiene una visión
histórica y global de la civilización occidental que se ha preocupado sobre
todo de desarrollar el lado objetivo del trabajo para someter a la naturaleza
y liberar al hombre de condiciones de vida de gran pobreza y miseria. Ha
logrado de modo extraordinario acrecentar el control del hombre sobre la
naturaleza. Sin embargo, el lado subjetivo del trabajo ha sido casi
totalmente descuidado.
El hombre ha elegido las formas de su cooperación en el trabajo y, su organización
social en total independencia del justo desarrollo de la persona humana. El
resultado es que hoy nos hallamos más seguros que en el pasado frente a las
amenazas que provienen de la naturaleza (carestía, sequía, inundación, etc.),
pero mil veces más inseguros ante las amenazas que nos vienen de los demás
hombres o que surgen de nuestra propia intimidad personal (crisis económica,
guerras, alienación, neurosis de las grandes concentraciones urbanas...)
|
Juan Pablo
II
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1981
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ü Trata la concepción del
hombre y del trabajo. El enfoque general responde a un análisis de la época
moderna, en que se han desarrollado con enorme profusión experiencias de
carácter económico, social, histórico, teológico, antropológico, etc.
ü Ayuda a comprender lo
que ha acontecido y sigue aconteciendo en la historia, de qué modo puede el
hombre transformarse con su trabajo, hacerse más hombre.
ü Muestra cómo los
socialismos tratan a los seres humanos como instrumentos de producción y no
como personas-sujetos de trabajo. Por otra parte, en los liberalismos se les
trata como mercancía sujeta al mercado de la oferta y la demanda. Con la
proletarización de los intelectuales y su desempleo, se incrementa el
problema social.
ü Enfatiza los elementos
de una espiritualidad del trabajo.
|
10
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Solicitudo rei Socialis
|
Había un difuso optimismo sobre la resolución
más o menos pronta de los problemas del desarrollo, se veía más bien
negativa. La brecha entre el Norte desarrollado y el Sur subdesarrollado ha
crecido en este lapso, haciéndose crítica y no sólo en los países más
desvalidos la situación de la vivienda, de la desocupación y de la deuda
externa. A veces los propios mecanismos del crédito internacional y de la
inversión extranjera se han vuelto contra los países subdesarrollados.
|
Juan Pablo II
|
1987
|
Denuncia las
sistemáticas campañas del control de la natalidad como un atropello de la
libre decisión de los padres de familia.
El desarrollo auténtico ha de medirse por un
parámetro interior, de naturaleza cultural y ético-religiosa, que el
documento examina tanto a la luz del Génesis como de los Evangelios.
El desarrollo
integral del ser humano ha de tener como meta propia un delicado respeto por
todos los derechos humanos, entre los cuales se destaca el derecho a nacer,
los derechos de la familia como célula básica de la sociedad, la justicia en
las relaciones laborales, la institucionalidad política democrática y la
libertad religiosa. Alerta acerca de diversas estructuras de pecado.
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11
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Centesimus Annus
|
Las amenazas de guerra,
de la pobreza creciente, de los regionalismos y los bloques de naciones. Los
políticos y analistas cristianos se preocupan por el poco cambio moral en un
siglo. En los últimos años se creía que el mercado libre bastaría por sí solo
para fundar una civilización digna del hombre.
|
Juan Pablo II
|
1991
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ü El hombre mismo es el
principal factor de la producción: en él se funda la riqueza de las naciones
más que en los recursos naturales. También se afirma de un modo nuevo que la
contribución auténtica de la Iglesia en el campo social se realiza en el
corazón del hombre.
ü Para construir una
sociedad más justa y digna del hombre es necesario un compromiso de servicio
en los órdenes político, económico, social y cultural.
ü El compromiso decisivo debe
provenir del mismo corazón del hombre, de la intimidad de su conciencia.
Sólo así podrá el hombre cambiarse a sí mismo y contribuir a la mejora de
toda la sociedad.
|
12
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Caritatis in Veritate
|
Desde el punto
de vista político, “la consolidación de regímenes democráticos capaces de
asegurar libertad y paz, promover un diálogo sustentado en valores,
escuchando la voz de las poblaciones interesadas.
Para que esos
esfuerzos a favor de la paz produzcan efectos duraderos, “es necesario que se
sustenten en valores fundamentados en la verdad de la vida. Es decir, es
preciso escuchar la voz de las poblaciones interesadas y tener en cuenta su
situación para poder interpretar de manera adecuada sus expectativas.
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Benedicto XVI
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2009
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Fortalecer una política de un empleo decente
para todos y todas.
Significa un trabajo que, en cualquier
sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un
trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores,
hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este
modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda
discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las
familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar.
Favorecer una
integración planetaria de orientación personalista y comunitaria, abierta a
la trascendencia. Es una realidad humana y puede ser fruto de diversas
corrientes culturales que han de ser sometidas a un discernimiento. La verdad
de la globalización como proceso y su criterio ético fundamental vienen dados
por la unidad de la familia humana y su crecimiento en el bien
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